Silicosis

 

La silicosis es la neumoconiosis producida por inhalación de sílice cristalina.  El riesgo de aparición de enfermedad se relaciona con la magnitud de la exposición acumulada al polvo de sílice a lo largo de la vida laboral. Debido a la ubicuidad de la sílice, constituye una de las neumoconiosis más frecuentes, por lo que el término “silicosis” con frecuencia se utiliza impropiamente como sinónimo de “neumoconiosis”. Por otra parte, existen neumoconiosis de polvo mixto originadas por un determinado mineral acompañado de sílice cristalina, como por ejemplo la neumoconiosis del carbón o del grafito, cuyas características clínicas y radiológicas son similares a la silicosis propiamente dicha y por este motivo estas enfermedades, en ocasiones también son denominadas con el mismo término.

 

Las lesiones histológicas del pulmón se caracterizan por la formación de múltiples nódulos de tamaño variable (entre 1 a 10 mm), aleatoriamente distribuidos por ambos pulmones, con predominio en los lóbulos superiores, lo cual configura la forma más leve de enfermedad, denominada silicosis crónica simple; en fases más avanzadas estos nódulos conglomeran entre sí formando masas de fibrosis masiva progresiva, mayores de 10 mm dando lugar a la denominada Silicosis crónica complicada. Existen también otras formas clínicas caracterizadas por lesiones de fibrosis pulmonar difusa que pueden confundirse con la fibrosis pulmonar idiopática.

 

Las diferentes formas clínicas tienen una evolución y pronóstico diferente. La silicosis crónica   suele presentarse tras  más de 10-15 años de exposición; las formas simples no producen síntomas, ni reducen la supervivencia en comparación con la población general. Las complicadas por el contrario, producen tos, fatiga, alteraciones de la función pulmonar, pueden dar lugar a diversas complicaciones y reducen la esperanza de vida. Además se conocen formas de aparición más precoz, como es la Silicosis acelerada, que se presenta después de estar entre 1 y 5 años en exposición y la Silicosis aguda que aparece tras 6 -12 meses de la misma. Ambas situaciones se asocian con exposiciones extremadamente elevadas.

 

Para el diagnóstico de la silicosis es fundamental la realización de una buena historia laboral y clínica, exploración física, radiografía de tórax y pruebas de función pulmonar, y la exclusión de otras enfermedades que pudieran ser la causa de la alteración radiológica. Todo ello debe ser valorado por un neumólogo experto. La prueba diagnóstica esencial es la radiografía de tórax. El TC torácico sólo debe emplearse en los casos en los que la radiografía plantea dudas. En ocasiones es preciso ampliar el estudio y puede ser necesario llegar al examen histológico del pulmón, que generalmente se hace mediante biopsia pulmonar obtenida por punción transbronquial vía broncoscopia.

 

A día de hoy, no existe un tratamiento específico para la silicosis y en los casos avanzados puede ser necesario el transplante pulmonar. La única medida eficaz es la prevención primaria, que consiste en mantener los niveles de polvo por debajo de los valores límite establecidos en la normativa vigente. Cuando se diagnostica a un trabajador de silicosis, la primera recomendación es la interrupción de la exposición laboral a sílice.